Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía. (Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 2)
Los seres humanos tenemos dos tipos de características: aquéllas que son naturales a nosotros como personas desde que nacemos y aquéllas que son aprendidas o adquiridas cuando ya tenemos uso de razón o nos podemos valer por nosotros mismos. Es así entonces como esas características se pueden dividir así:
Naturales: Edad, Origen, Raza, Color de piel, Sexo, Capacidad o salud mental y motora
Adquiridas Religión, Opinión, Cultura, Idioma, Posición económica, Capacidad o salud mental y motora
Aquéllas características naturales o inherentes son las que tendremos en nuestra vida hasta que dejemos de existir y que no podemos hacer nada por cambiarlas porque forman parte de nuestro ser, como es la edad, el sexo, el origen o lugar donde nacimos, etc., salvo que por avances extraordinarios de la tecnología, dentro de poco también podamos modificarlas. Las características aprendidas o adquiridas, por el contrario, sí podemos cambiarlas con relativa facilidad, y no forzosamente serán rígidas o inflexibles, por ejemplo, la opinión, la religión, el idioma, etc.
La discriminación que pueda darse contra los distintos seres humanos puede ser formal o informal, es decir, prohibida o permitida. Para el caso, todos los días, de una u otra forma, los seres humanos discriminamos a otros en nuestras actividades diarias. Por ejemplo, contratamos a una persona con más logros académicos o profesionales que otra, desaprobamos créditos bancarios de aquéllos aplicantes que no tienen suficientes bienes con qué respaldar el préstamo, aceptamos en las escuelas o universidades privadas a los más sobresalientes, reprobamos a los alumnos que no demuestran conocimiento de la clase, etc.; sin embargo, ninguna de estas actividades es prohibida o incorrecta porque forma parte del desenvolvimiento natural de las relaciones sociales y no constituyen discriminación formal o negativa.
Lo que sí entra en la esfera de lo prohibido al momento de discriminar es todo aquello que hagamos en detrimento de otro, pero en relación a sus características como persona, como ser humano, que conlleve detrimento, humillación, demérito u ofensa en su perjuicio.
No siempre la discriminación se da contra grupos de personas. También se puede dar contra un solo individuo, pero considerándolo siempre como parte de un grupo de personas que tienen características humanas que dan lugar al rechazo.
En síntesis, la discriminación negativa, es decir, la que está prohibida, debe cumplir con los siguientes presupuestos:
Que exista un rechazo, despectivo, expreso o tácito, por acción u omisión, del Estado o de cualquier persona contra otra u otras.
Que el rechazo se dirija contra una característica natural o adquirida del ser humano (edad, sexo, raza, religión, opinión, cultura, idioma, apariencia física, etc.)
Que la víctima forme parte de un grupo vulnerable de personas discriminadas o "discriminables", es decir, que tienen características naturales y/o adquiridas que dan lugar al rechazo en determinadas circunstancias históricas, particulares de una sociedad.
Que no exista una justificación legal para discriminar a esa persona o grupo de personas (acción afirmativa, discriminación informal).
Rochy
3 comentarios:
buen material Rochy. Esta muy bueno lo que has presentado
La discriminación existe por igual hasta en la misma concepción de la lengua, en lo que ésta transmite como pertenencia según su acento o sus inflexiones. Para el caso, hablar español no es suficiente para que un latinoamericano sea entendido en España. Creo que la conciencia de la pertenencia entre muchos españoles tiene mucho que ver con la lengua como un tesoro nacional del cual se apropiaron indebidamente aquellos que por "accidente colonial" hicieron uso de ella y fueron educados en ella como fin utilitario, como medio de poder.
Por eso los gestos despectivos que utilizan muchos españoles dentro de España cuando se hace uso de un modismo latinoamericano en la conversación, experiencia que pude vivir en primera persona
GRACIAS FABRICIO POR TU VISITA
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