Cuento: El "ganador" de la barra

Javier era uno más dentro de la barra, reía si todos reían, y se enojaba si todos estaban enojados por algún motivo. Pero a pesar de hacer todo en masa, Javier se dejaba llevar mucho por el Chino, por quien tenía cierta admiración, pues lo consideraba un "ganador". Rubio, alto, ojos rasgados (por eso el apodo, aunque era de ascendencia polaca), el Chino se destacaba claramente de los demás integrantes de la barra por su fuerte personalidad y sus características de líder. Quizá fuera ése, el motivo por el cual las decisiones u opiniones de Javier, siempre iban en consonancia con las de su amigo, pues él también quería "ganar" como el Chino. Pero paso a contarles el hecho que hizo que todo cambiara.

Hacía tiempo que no entraba un nuevo miembro a la barra. Cierto día, al lado de la casa de Javier, se mudó una familia proveniente de Bolivia, y entre sus miembros estaba Ceferino. Javier comenzó a tratar a Cefe (como lo llamaba su familia), y como tenía la misma edad, empezaron a hacerse amigos. Javier no tardó en invitarlo a la barra, y si bien Cefe eran muy tímido, luego de unos días comenzó a sentirse cómodo. El resto de los amigos fue aceptando a Cefe, e incluso descubrieron que era un gran contador de cuentos y chistes. El único que se mostraba un poco molesto, aunque nadie sabía bien por qué, era el Chino.

El sábado por la noche como de costumbre fueron a bailar al mismo sitio de siempre. La sorpresa se produjo cuando en la puerta dijeron que Cefe no podía entrar. Las excusas no podían disimular el verdadero motivo: era “demasiado morocho” para el "nivel" del lugar. Luego de unos instantes de incertidumbre, y ante la novedad de la situación planteada, el Chino se disculpa ante Cefe diciéndole que en parte entendía a los dueños del boliche, y que no podía "perder" una noche de diversión. Los demás hicieron el ademán de entrar junto al Chino, pero inmediatamente Javier los increpó para que se solidarizaran con Cefe. Pero el Chino sorprendido de que Javier los enfrentara por primera vez, volvió sobre sus pasos y le contestó en nombre del grupo, acusándolo de ser un "perdedor eterno", de romper la "onda" de la barra trayendo a Cefe, y otras cosas más, que sirvieron para que Javier se desencantara del que creía su ídolo y amigo.

Pasada la discusión, el Chino y la barra entraron al boliche, mientras que Javier y Ceferino se fueron a tomar algo en un bar. Javier no terminaba de mascullar su bronca, y Cefe no dejaba de lamentarse de que por su culpa, haya perdido la posibilidad de divertirse con sus amigos.

Sin embargo, extrañamente, Javier sintió en su interior, que nunca antes había "ganado" tanto como esa noche...

Autor: Lito Balabanián

Nota: El autor, amigo, hermano y colega, publico este cuento en su libro "El Dios escondido" de Ediciones San Pablo, Argentina. Agradecemos al mismo el acercarnos el texto y su generosidad para publicarlo.