La fe que nosotros profesamos nace del corazón.
Hay muchas religiones, cada una le da un nombre distinto al SER SUPERIOR, ya sea Dios, o Fuerza Sobrenatural o Energía Superior.
Todas están de acuerdo en la existencia de este Ser, de diferentes modos o maneras. Todo esto dentro de sus características tiene su único fin: amar a ese Creador.
Pero ¿qué sucede cuando existe alguien que no respeta la creencia del prójimo, que no respeta sus momentos de encuentro con esa fe?, ¿Qué sucede cuando un religioso se convierte en un fanático? Respuesta: se desencadena un caos. Terrible son las imágenes de la guerra entre comunidades de diversas religiones, horrible la situación social en algunos lugares a causa de principios religiosos, escenas que se han ido repitiendo siglo tras siglo por la intolerancia e incomprensión hacia el credo de otras personas, odio muchas veces mezclado con cuestiones religiosas, políticas y territoriales.
Este rechazo a las creencias ajenas genera problemas gravisimos que roban la vida de millones. Pero ¿cómo hacerle entender a un fanático que su verdad no es absoluta, que otra gente puede tener otra fe? Fácil sería todo si la respuesta se supiera, porque la solución a este problema es equivalente a hacer ver a un ciego. El fanático esta cegado con su verdad y parece no tener la capacidad de entender las cosas más allá de esta. A causa de esto son capaces de hacer cualquier cosa con tal de defender ese ideal mezclado con misticismo. Morir poniendo una bomba en algún lugar público no es sacrificio si se hace por la "causa", obviamente, bañada de confusas interpretaciones de una religión. No es religión si para ejercerla tengo que tomar la vida de otro ser humano, culpable o inocente. No es religión si tengo que matar o usar la violencia. Por que lo que se obtiene carece de valor si no es conseguido de la manera correcta.
Yennifer.
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