Ella era una secretaria ejecutiva. Asistía a un alto directivo de la empresa.
Karina Greppi en Junio de 2001 reenvió a sus compañeros un mail en solidaridad con los trabajadores de Aerolíneas Argentinas. Como suele suceder, el mail pasó de mano en mano y llegó al escritorio de un directivo. Unos días después, el gerente de Recursos Humanos la llamó para comunicarle que ya no la querían en la empresa. Le ofreció un retiro voluntario, que ella no aceptó, así que fue despedida.
Pero Greppi no había ido desarmada a escuchar la mala noticia; llevó a la reunión un grabador con el que documentó su discusión con el gerente, quien no ocultó los motivos del despido.
En Telefónica no imaginaron que, cuatro años más tarde, ella iba a conseguir el fallo por entender que cometió un acto de discriminación ideológica. Los jueces establecieron, además, que Telefónica deberá pagar una multa de 150 pesos por cada día que se demore en reponerla en su puesto.
2 comentarios:
si se hiciera una legislacion que ampare los derechos de las personas y en especial de las personas discriminadas esta su lucha seria mas facil de hacer. sigan adelante...
Hola Carlos: Comparto el 100 % tus palabras.
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