Jibuwuniu es una de las decenas de miles de descendientes de leprosos que vive en las colonias de lepra que aún se extienden por las montañas de China. Con 28 años, su único sueño es poder mandar a sus hijos al colegio para que aprendan a leer y escribir. Es el único modo de que tengan un futuro y salgan de aquí.
En China existen más de un centenar de villas para leprosos, situadas en lugares inhóspitos y remotos, de difícil acceso. Estas colonias fueron creadas específicamente por las autoridades entre 1950 y 1980 para los pacientes con lepra, a quienes obligaban a instalarse allí. Aunque esta práctica acabó en 1982, cuando llegaron los antibióticos para tratar la enfermedad, todavía hoy más de 200.000 personas habitan en estos asentamientos. El estigma y la discriminación les impide unirse al resto de la sociedad.
La mayoría de los habitantes de estas villas no tienen lepra, sino que son descendientes de antiguos enfermos, muchos de los cuales ya se han recuperado gracias al tratamiento, que dura entre seis y 12 meses. Pero los prejuicios que siguen rodeando a la enfermedad les impiden salir de las mismas y hace que los familiares sanos de los pacientes sean tratados con miedo, como si también tuvieran la lepra.
En las villas las condiciones higiénicas no son buenas y los animales se hacinan con las personas, lo que favorece la propagación de la lepra y de otras enfermedades. Pero aquellos habitantes que deciden abandonar la colonia se encuentran con que ni siquiera pueden tomar un tren o un autobús, porque les niegan la entrada. Los temores y la discriminación son tan fuertes que incluso aquellos que han superado la enfermedad se alejan de los nuevos pacientes.
Facundo
3 comentarios:
muchas gracias! está muy interesante tu blog. saludos
Hola SAna. Muchas gracias por visitarnos. Te esperamos pronmtito para enriquecernos con tus comentarios. Un saludito
OOOOOH , me da mal rollo esto de la lepra. UWU :P
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