Desde que tengo uso de razón escucho que la gente dice “¡Que lindos ojos que tenés, Marce!”. Cuando era más chico no veía que tenían de especial o diferentes. Creo que en algún momento de mi adolescencia en el que me vi en el espejo y me daba la luz del sol dije “Ah, debe ser porque son claros”. Pero hasta ese entonces, cuando la gente me decía algo de mis ojos me parecía que eran todos miopes.
Una noche me encontraba en la paz del hogar coloreando un librito en la mesa de la cocina. Mi mamá, al lado mío, hacía alguna manualidad como coser o tejer. De repente se queda observándome y me dice “A ver, Marcelo, mirame”. No recuerdo esto con exactitud porque era muy pequeño, pero mi mamá dice que cuando levante la cabeza para mirarla, tenía un ojo totalmente torcido hacia el centro. Mi mamá, en su tono melodramático habitual, gritó: “¡Ay, Jesús! ¿Qué te pasó en ese ojo?”. El ojo torcido había llegado a mi vida para quedarse.
Desde ese día en adelante fui visco. Todo lo veía doble. Dos cuadernos, dos pizarrones, dos biromes. El problema no era solo ver dos cosas, sino adivinar cual de las dos cosas que veía era la verdadera. Por ejemplo, si venía caminando por algún pasillo y me encontraba con una escalera, tenía que descifrar cual era la escalera y cual era la pared para no romperme la nariz contra los ladrillos. Alguna vez que otra mi mamá me pidió que le alcanzara algo y en vez de dárselo a ella se lo daba al aire. Muchas veces cuando alguien me hablaba y yo le contestaba, la otra persona me preguntaba “¿Me estás hablando a mi?”.
La crueldad es una de las características humanas para las cuales no necesitamos maduración ni enseñanza. Me acuerdo como si fuera ayer que los nenes me dibujaban en sus cuadernos. Mi retrato consistía en un círculo con dos círculos mas pequeños en su interior totalmente torcidos, igual que mis ojos. Después se pasaban el retrato entre ellos y se reían como si fuera la primera vez que lo hacían. O sino me decían “Marce, date vuelta” y cuando yo me daba vuelta y les enseñaba mis ojos chuecos alguno decía el chiste que se había convertido ya en un clásico para todo el mundo: “¿A quién mirás? ¡¡Ajaja, ajajaj, ajajja!!”. Yo me daba vuelta gruñendo algo por lo bajo, que era lo que a ellos mas les divertía ver.
En pos de terminar con esta desviación ocular, mi mamá me mandó al oftalmologo. Me pusieron anteojos. ¡Que raro era verme así! Necesitaba mucho aumento para poder corregir mi ojo, entonces mis gafas eran bastante gruesas. En consecuencia, tenían un marco muy aparatoso. Mis compañeritos, por suerte ya no me decían visco. Ahora me cantaban “¡Cuatro ojos!¡Cuatro ojos!”.
Mis ojos torcidos estaban siendo un problema social para mi. No reparaba en el aporte que le hacían a mi cuerpo- ya que cuando los tenía puestos, mis ojos estaban perfectamente derechos- sino que solo representaban un detonador de humillaciones. Con ellos puestos, era el patito feo. Sin ellos puesto, era el cisne feo. No había escapatoria.
Javier
Extraído dealmaendesgracia
4 comentarios:
Creo que más importante que los ojos...es
la mirada.
Puedes tener los ojos más bello pero hacer de tu vida un verdadero infierno.
Por supuesto, desearíamos la salud siempre, en todos sus aspectos, pero Marcelo puede saber que será amado por más que sus ojos, sean como sean.
La mirada que tenemos hacia la vida hace que seamos personas felices, si sabemos observar, pensar y actuar constructivamente.
Todo mi cariño! Gracias Javi!
Yo soy docente, tengo mis blogs de Aula también.
Un abrazooote que llegue hasta Adrogué!
Un post intenso. Creo más en la necesidad urgente de ser buena persona, e intentar ser buen padre y transmitir a los niños desde pequeños que las diferencias nos enriquecen, sean cuales sean.
Hola Feripula: Gracias nuevamente por visitarnos. Que excelente amiga lo que dices: "la mirada". Uno puede tener ojos marrones, celestes o negros, tener miopía, astigmatismo o desviación; pero la mirada no cuenta con esos; es lo que sale de la profundidad de corazón.
Amiga, te invitamos, si tienes algún trabajo con tus alumnos sobre el tema nos lo hagas llegar y lo publicaremos respetando autoría y blog de referencia. Es una buena forma de trabajar por lo mismo.
Un cariño enorme para ti y tus alumnos.
Hola Cesar: Gracias nuevamente por entrar. Es así amigo, es "una necesidad" y agregaría imperiosa, que una vez por todas, los seres humanos, dejemos de lado las apariencias que nos opacan y ver a pleno al "otro", tal como es.
Un abrazo enorme.
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