"Debería tener libertad en mi culto religioso, porque se trata de una cosa entre Dios y yo, y tiene una importancia eterna, mientras que el magistrado es árbitro sólo entre un hombre y otro. Él puede hacerme justicia contra mi vecino, pero no puede defender contra mi Dios. De cualquier mal que sufra por obedecerle en otras cosas él me puede resarcir en este mundo; pero, si me obliga a abrazar una religión falsa, no puede reparar su acto en el otro mundo. Por esto mismo no se puede suponer que los hombres den al magistrado el poder de que ellos puedan escoger el camino a la salvación, que es demasiado importante para que se pueda renunciar al mismo, si no consideramos que sea imposible separarse de él, ya que, cualquier cosa imponga el magistrado en tema de religión, los hombres deben seguir en esto necesariamente lo que ellos mismos han pensado que sea lo mejor, desde el momento en que ninguna consideración podría ser suficiente para alejar al hombre de la que tenga, completamente persuadido de que sea el camino hacia la infinita felicidad o hacia la infinita desgracia, o a empujarlo hacia ella."
Carta Sobre la tolerancia
2 comentarios:
Gracias por compartir estás palabras, gracias por el blog, realmente está muy bueno, vale la pena, muy rico en conocimientos.Saludos !
bastante bueno el articulo me agrado mucho y muy buena la cita de la carta de la tolerancia
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